El título lo pienso al final, broma

 Viernes 29 de octubre de 2021

Tal vez esta nota si alcance a publicarla en el Blog que nadie lee, el mismo día que la hago.

-Ya vimos que no-

Viajar (desde un vuelo en avión hasta un trayecto en el autobús a Jilotepec) me permite pensar y reflexionar sobre mi vida, mis decisiones, mis temores, algunas cosas que he aprendido en el camino, y otras que se han quedado.

Veo que en cada etapa de mi vida fui y soy una persona diferente aunque en el fondo, o mejor dicho, en las bases, existen las mismas cosas, pensamientos que me definen, pretextos, temores, resentimientos...

Curioso que resalte cosas negativas.

Re-sentimientos, dijo Miguel, el conductor de Uber que se sinceró, quiere decir volver a sentir, es algo del pasado que regresa y vuelves a experimentar, pero depende del enfoque que quieras darle; aquello fue más como una platica que él ya hubiera tenido en el pasado, como un guion que repetía, por eso me recordó a Charlie de la secundaria repitiendo de memoria pasajes del libro La Noche de Tlatelolco, apenas lo hubo terminado de leer, muy lúcido y hasta creíble, pero no del todo sincero.

Supongo que la gente que va a grupos de superación como AA o 4o. y 5o. paso, suelen ser así, tienen un guion y repiten ideas o conceptos que escucharon, transmitidos por un superior y reiterados una y otra vez por años, países y personas. Como la religión.

¿Hay acaso una verdad absoluta? ¿mi opinión es más válida que la de Miguel que trabaja en Uber? No, porque parte de un prejuicio, el de pensar de entrada que él no me va a enseñar a mí lo que es la vida, pero craso error, muchas veces los años significan experiencias y más que eso, dan lecciones.

He visto que, regularmente, las personas llegan a puntos comunes debido a su experiencia: confiar es bueno, pero no confiar es mejor; preferible ser cabeza de ratón y no cola de león... por supuesto, los refranes, esas breves lecciones de sabiduría popular.

"Pero en realidad nadie sabe de qué va esto", dice un verso de una canción del rapero Chojin al referir que todos buscamos un maestro o un consejo para saber cómo vivir, pero lo cierto es que nadie vive varias vidas, sólo tenemos testimonios de aquellos que nos precedieron a través de los libros, las pinturas, las películas, y más actualmente los videos, las fotografías o comentarios en redes sociales.

De nuevo se aprecian como lecciones viejas para vivir y un aprendizaje colectivo que hemos heredado.

¿Se puede romper con eso? No del todo, siempre subyace la naturaleza humana, nuestra personalidad, nuestras vivencias y el bagaje social, cultural y espacial.

El pensamiento de un mendigo que nació y creció en Holanda probablemente no tenga tanto que ver con el de un menesteroso de Bogotá, como con el de un doctor del país de los tulipanes. Lo mismo pasaría con un abogado y el mendigo, siendo ambos colombianos.

Somos nuestras circunstancias, nuestro pasado y nuestras experiencias, y de esa carga, concluyo, es prácticamente imposible deshacerse.

En fin, comencé esta nota en el avión, sentado en medio de 2 hombres más o menos de mi edad, el de la ventana, a mi derecha, era un gordo vestido con short, camiseta y gorra que no dejaba el celular, en fin, podría resumirlo como uno de esos tipos que bajan la ventanilla del avión y no disfrutan la vista, si embargo,por su plática se oía que hacía dinero de manera efectiva y que estaba cómodo haciendo su trabajo.

A mi izquierda iba un tipo de camisa cara color blanco, tal vez Armani, delgado, con una laptop en las piernas que nunca abrió porque se quedó dormido todo el camino. En resumen, alguien que trabaja para alguien más, vive con estrés y que aprovecha cualquier pausa para dormir.

Yo iba de traje, con la camisa azul hecha por un sastre y mancuernillas, zapatos limpios, con un viejo libro de Cuentos Rusos que leí por unos 20 minutos, el celular en modo avión reproduciendo Pink Floyd. En resumen, creo que estaba en el punto medio, pero más hacia al hombre workaholic, o como se escriba.

No quiero ser el gordo ni el adicto al trabajo, definitivamente me gusta el punto medio.

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Bajé del avión y hablé con Monse, hoy fue su cumpleaños 36, le mandé flores como hago desde hace 3 años. Ella estaba un poco ebria y decía tonterías. Siempre me agradó que se liberara un poco del trabajo y sus preocupaciones. Durante los años que estuvimos juntos procuraba eso, que se relajara y disfrutara más, que saliera y no todo fuera, casa, trabajo, novio. Me da gusto por ella. Yo me sentí incómodo toda la llamada, con ganas de decirle que la extraño y que me hace falta, pero me guardé eso, por no arruinarle el momento.

Es la 1.34 am del 30 de octubre, estoy en casa por fin, acostado escuchando alguna canción tranquila, no puedo dormir, por horas me vi tentado a ir donde el Pika y hacer mis propias tonterías, pero no tengo auto y me da hueva + miedo caminar hasta el Oxxo para tomar un Uber hacer el viaje, llegar, estar unas horas por ahí y volver decepcionado. Esta vida libertina también cansa.

En fin, la entrada del Blog ya se alargó de más. Después les contaré cómo después de 2 años por fin salí con alguien en plan serio, y por qué preferí seguir solo. Por dios, ni siquiera me esforcé. Pero me da gusto haberme zafado pronto y no quedarme por compromiso en algo que realmente no quería. 

Probablemente si hace 10 años lo hubiera hecho del mismo modo me habría ahorrado algunos episodios tristes o vivido otros con alguien más, ni mejor o peor, sólo alguien más.

Ocurrió también otra cosa que les platicaré después, me ofrecieron el trabajo que soñaba hace unos años, y no lo acepté porque no quiero ser un esclavo caro. Mejor cabeza de ratón que cola de león ¿verdad?

A punto de quedarme dormido, reflexiono en que me siento feliz por las decisiones tomadas, se que fue lo mejor. 

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En la foto, el avión que me trajo a casa de Guadalajara aquel 29 de octubre de 2021: 



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