En su marcas, listos... Yo estoy "ready"!

 Enero de 2023

¡Vaya, como vuela el tiempo! Hace poco me sorprendía que el arquitecto dueño del blog Grandes Casas de México dejara de hacer Entradas tan seguido (tendría un ritmo de 2 o 3 publicaciones por mes); pero cada vez lo entiendo más. A veces es la falta de tiempo y otras, la falta de ganas, pero en menor grado la falta de cosas por contar, en eso creo que casi nunca estoy escaso. 

Quería dejar testimonio, a fin de hacer memoria aquí, para el futuro, ya sabes, sobre la Carrera de San Silvestre que corrí el sábado 31 de diciembre de 2022 en la Avenida Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, después de más de 2 años sin correr por la pandemia de Covid-19 y porque no alcanzaba entrada para las carreras que quería. 

Bueno, la crónica sería así: Salí de casa cerca de las 5:45 de la mañana, muy, pero muy, temprano para mí, rumbo al lugar de la Carrera, el mismo que en la San Silvestre de 2019, esto es, a la altura de la Fuente de la Diana Cazadora y su glorieta. El viaje en el metrobús de 2 pisos fue bueno, pero tardado, frío y húmedo; el transporte iba casi vacío y yo me senté arriba, hasta adelante, con la mejor vista que puede dar ése autobús, incluso grabé un video y un mamón de al lado gruñó molestó, no sé, no me agrada ése tipo de personas que siempre están molestas y les enoja que tu te diviertas, que no quieras compartir su miseria humana.

Calenté apenas unos minutos, luego comenzó el Himno Nacional y, por fin, la carrera, nos dejaron salir hasta 5 o 6 minutos después del silbatazo, eso fue pésimo, ya que arruinó el tiempo de la gente que estaba en mi zona, pero tal vez fue por organización, según escuché, había unos 10,000 corredores inscritos para esta ocasión. Avancé lentamente hasta el marco donde inicia la carrera y comencé poco a poco a buscar el ritmo, pasé a mucha gente, luego a otros, y otros más, platiqué con algunos y alenté a varios con los que compartía unos segundos. No soy rápido, pero me gusta competir conmigo mismo y saber hasta dónde puedo ser capaz, entendí que necesito entrenar más si quiero volver a correr un medio maratón y más, si busco este año, como meta, el Maratón de la Ciudad de México, aunque no me siento motivado ni capaz, no sé. 

El mejor momento de mi día fue cuando después de la mitad, tal vez en el kilómetro 6.5 o 7 en la vuelta de regreso del metro Constituyentes sonó en mi audífono (sólo tengo 1 earbud y ya me acostumbré), la canción Libre de El Chojin, hubo un tiempo que me parecía la peor del disco El ataque de los que observaban, porque parece ópera y básicamente El Chojin sólo habla; pero aquella vez puso atención y me dejé llevar...

"Ahora soy libre..."

"Sentirse libre vale más que la propia libertad..."

Oír aquello mientras iba corriendo, libre de ataduras, de prejuicios, de malos pensamientos, del trabajo, los problemas, sin importar el dinero, el hambre o el sueño, el frío, el cansancio, me hizo sentir tan ligero, tan vivo, y recordé porque empecé en esto, o más bien, porque lo tomé en serio y comencé a entrenar casi a diario. 

"Libre, como cantos en el aire"

Después pensé en la canción Nací para esto de Gustavo Cerati, y decidí que quería terminar con esa el último kilómetro, como cuando acababa los entrenamientos de correr al cerro, subirlo, llegar a Zacatenco y luego volver primero a un lado del acueducto, después por la Villa, por la Delegación, por Río de Guadalupe y finalmente en la Calle de Pelícano, escuchando la frase:

"¿Para qué creer en el azar? Yo nací para esto. Yo nací para esto"

Repitiéndola con una sonrisa en el rostro y las piernas duras, las venas y arterias bombeando sangre, los pulmones con el ritmo de carrera, el sudor seco, y otro poco escurriéndome de la cabeza a causa de la gorra. Esos fueron los mejores momentos de la pandemia: poder tomar el control de mi vida y tener una pausa.

No sé dónde estaría de no haber tenido pandemia y dejado el alcohol, tal vez sería padre, estuviera casado, sería ebrio e infeliz, más gordito, o habría muerto por complicaciones del Covid. Pero no fue así

Quería contar sobre otras cosas que pasaron estos días, pero tal vez después lo haga. También iba a apuntar sobre la idea infantil de hacer un libro en cual contara sobre mi vida con la hipospadias y cómo he aprendido a aceptarla y aceptarme con el tiempo. Tal vez sí sea momento de contar eso y ponerle al libro "Mi vida con el hipo" ¡vaya título! escribir un libro y terminarlo, por fin, aunque sea sólo para mí. 

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