Desobediencia. Abré la puerta escápate

No soporto la velocidad a la que se desarrolla la vida. Odio verme sometido al rutinario movimiento de translación-rotación del planeta. Apenas soporto la gravedad; pero lo más insoportable es la soledad.

"No nos mata la soledad sino la indiferencia"escribió hace tiempo Unamuno, no nos mata tal vez, pero como duele, como sabe y como hastía, es terrible sentir como inunda tu cuerpo y tu mente más rápido que el peor de los cánceres en metástasis. Sí, hoy la vi, después de masturbarme viendo pornografía animada, la miré y no quise hablarle, esperé que ella fuera hacia mi; ella no está sola, no tenía por qué haberlo hecho, sin embargo lo hizo. Se acerco y me dio un tierno beso en la mejilla y el más hipócrita de los abrazos...

Cada día soy menos como era, cada vez estoy más lejos de quien fui, y eso me deprime más. Probablemente odio esta vida, este planeta, la gravedad, la soledad, a mi mismo, a ella, por ser el recuerdo más nítido de los buenos tiempos, porque después de que ella se fue todo se vinó abajo, no, no la odio, simplemente todavía la quiero...

Este mundo de contemplación es deprimente, ser sometido es insoportable. Justo cuando en los audífonos suena "Good bye horses" cierro los ojos y deseo escapar de mis fantasmas y decirle adiós a mis caballos, quemar las naves, y volver a sentir la velocidad, el olor a madera fresca, lar ruedas que corren rápido bajo mis pies. A veces creo que soy un marinero que obligado a volver a tierra, jamás podrá acostumbrarse a un movimiento que no sea el de la marea bajo sus pies; yo sólo quiero volver a correr en mi patineta, olvidarlo todo, quemarlo todo.

Te han cortado las alas.

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